Cruzada por las vocaciones

Queridos fieles:

Hemos lanzado una Cruzada de oración por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Cuento con la participación de cada uno de ustedes.

¿Por qué esta Cruzada?

La Iglesia pierde cada año miles de sacerdotes. En la Tradición, aunque tengamos proporcionalmente más vocaciones que la Iglesia conciliar, somos aún demasiado pocos; ustedes mismos se dan cuenta de cómo la gente reclama nuestros sacerdotes en el mundo entero.

¿Por qué son tan necesarios los sacerdotes?

Nuestra sociedad está en plena decadencia (violencia, sectas, pornografía, suicidio, sida); el pecado mortal se ve estimulado, vulgarizado, legalizado (aborto, divorcio, concubinato, pronto la eutanasia).

¿Por qué? Porque los hombres ya no conocen a Dios ni la moral católica, o tan sólo la conocen desfigurada y disfrazada de un vago humanismo.

Sin el estado de gracia, sin los Sacramentos, sin la santa Misa, ¿podría ser de otro modo?

Entonces ¿qué hacer?

Solamente Dios puede sacar a la sociedad, y por lo mismo, a sus familias, de esta situación. Es un combate espiritual que cada uno de nosotros puede llevar a cabo, ya a nivel individual, ya a nivel familiar:

1º santificándose personalmente

2º pidiendo a Dios que suscite muchas y buenas vocaciones. Los sacerdotes son los mediadores entre Dios y los hombres; los religiosos y religiosas son los pararrayos que protegen y santifican a una sociedad.

¿En qué consiste esta Cruzada?

Si ustedes desean participar en ella, basta con que se comprometan a:

1º rezar cada día, durante un año por lo menos, una decena del Rosario por esta intención (puede ser una decena del rosario diario)

2º agregar al fin de las oración de la mañana y de la noche las siguientes invocaciones:

“Señor, danos sacerdotes”

“Señor, danos santos sacerdotes”

“Señor, danos muchos santos sacerdotes”

“Señor, danos muchas santas vocaciones religiosas”

“San Pío X, ruega por nosotros”

Este compromiso no obliga bajo pena de pecado.

Queridos fieles, cuento, con la participación masiva de ustedes en esta Cruzada. Estoy convencido de que si este esfuerzo se mantiene, el número de ingresos en nuestros Seminarios y Noviciados probará rápidamente que Dios los ha escuchado.

In Christo et Maria,

Franz Schmidberger, Superior General

Rickenbach, 16 de junio de 1992