El espíritu de la Fraternidad
Una obra de la Iglesia
La Fraternidad Sacerdotal San Pío X no tiene otra ambición que continuar lo que la Iglesia ha hecho siempre. Al presentar su obra en París en marzo de 1973, Monseñor Lefebvre declaraba:
Mis colaboradores y yo mismo no trabajamos contra alguien, contra personas o instituciones. Trabajamos para construir, para proseguir lo que la Iglesia ha hecho siempre, y no para otra cosa. No estamos ligados a ningún movimiento, partido u organización particular. Estamos ligados a la Iglesia Católica Romana, y queremos perpetuar el Sacerdocio de la Iglesia Católica y Romana. Nada más… Queremos hacer una obra de la Iglesia”.
Este es el espíritu del Seminario Internacional Nuestra Señora Corredentora. Su doctrina es la de la Iglesia en la totalidad de la enseñanza doctrinal de todos los Papas y Concilios ecuménicos, y de la Tradición viva a través de los siglos, en la misma permanencia en que se manifiesta la presencia del Señor, que dijo: “Mirad que estoy con vosotros todos los días, hasta la consumación de los siglos” (Mt. 28,20).
El reglamento del seminario se inspira en el Derecho Canónico, que expresa el espíritu en que la Iglesia desea formar a sus sacerdotes. Este espíritu es el de Nuestro Señor mismo, que se ha transmitido y expresado a lo largo de los siglos en la Tradición, en las decretales de los Papas, en las declaraciones conciliares y en los cánones de la Iglesia.” Reglamento del Seminario, Directorio, nº 1
Una obra sacerdotal
La primera preocupación de la Fraternidad San Pío X es la formación de los sacerdotes:
El fin de la Fraternidad es el sacerdocio y todo lo que se relaciona con él, y nada más que lo que le concierne, es decir, tal como Nuestro Señor Jesucristo lo quiso cuando dijo: «Haced esto en memoria mía»." Estatutos de la Fraternidad, II, nº 1
Y esto porque la formación de los sacerdotes es “la obra capital de la Iglesia” (Monseñor Lefebvre). La Iglesia, en efecto, fue fundada para transmitir la verdad y la vida de la gracia: “Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt. 28,19); ahora bien, esta obra la realiza por el ministerio de los sacerdotes.
Ahora bien, lo esencial de la vida del sacerdote es la Misa. El sacerdote está hecho para el Sacrificio. En la Misa encuentra el sacerdote su espiritualidad: imitar a Nuestro Señor que se ofrece a su Padre antes de darse a sus hermanos en alimento. En la Misa encuentra el sacerdote la razón de ser de su celibato, de su obediencia, de su desprendimiento de los bienes de la tierra. Viviendo su Misa realiza el sacerdote su propia santidad y contribuye a la santidad de la Iglesia, que es la nota esencial de la misma. Por eso la Fraternidad San Pío X tiene como objetivo:
orientar y realizar la vida del sacerdote hacia lo que es esencialmente su razón de ser: el santo sacrificio de la Misa, con todo lo que significa, todo lo que de él procede y todo lo que lo complementa.” Estatutos de la Fraternidad, II, nº 2
Ahí reside la razón fundamental de la fidelidad de la Fraternidad San Pío X a la Misa de la Tradición católica. Se niega a celebrar el nuevo rito autorizado por el Papa Pablo VI, no por razones sentimentales ni por un rechazo incondicional de toda reforma, sino porque, bajo pretexto de ecumenismo, este nuevo rito reemplaza la noción de sacrificio por la de una cena. La Fraternidad, por fidelidad a la noción católica de la Misa, sacramento del Sacrificio de la Cruz, se niega a aceptar una reforma que hace de la Misa un simple memorial.
Una obra misionera
La Fraternidad San Pío X:
es esencialmente apostólica, porque el sacrificio de la Misa lo es también, y porque sus miembros deberán ejercer generalmente un ministerio exterior.” Estatutos de la Fraternidad, I, nº 1
La Fraternidad San Pío X es, por lo tanto, una sociedad de vida activa. Pero su actividad se alimenta de contemplación. Sus miembros, en efecto:
viven con la convicción de que toda la eficacia de su apostolado procede del Sacrificio de Nuestro Señor, que ofrecen cada día.” Estatutos de la Fraternidad, I, nº 1
En esta escuela aprenden la caridad pastoral, que:
es paciente y benigna, no se goza con la injusticia sino que se alegra con la verdad, y todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Cor. 13, 4-7
La Fraternidad San Pío X es también una sociedad de vida común, cuyo apostolado misionero se ejerce a partir de prioratos que:
constando regularmente de una casa para los Sacerdotes y Hermanos, otra para las Hermanas, y una casa de 25 a 30 habitaciones para los ejercicios espirituales, han de ser fuentes de vida de oración, de santificación para los fieles y los sacerdotes, y verdaderos centros misioneros” Monseñor Lefebvre
Pero la obra principal de la Fraternidad es la que presidió a su fundación: los Seminarios, enteramente orientados hacia el fin esencial de la formación sacerdotal:
La santidad del sacerdote, al mismo tiempo que una ciencia suficiente.” Estatutos de la Fraternidad, III, nº 1
Otra meta de la Fraternidad es suministrar a los sacerdotes un apoyo espiritual. Por lo mismo, sus casas están abiertas a todos los sacerdotes que lo deseen, con el fin de renovarse en la fe en su sacerdocio y en la alegría que es su fruto.
Mediante este apostolado sacerdotal, la Fraternidad San Pío X contribuye a la gran obra política, tan necesaria y urgente en nuestra época, de rehacer la Cristiandad. Los principios de esta restauración no hay que buscarlos aquí o allá, puesto que ya existen, son los de la civilización cristiana, que no es otra cosa que el reinado social de Nuestro Señor Jesucristo (Pío XI, Encíclica Quas primas), fundado en el Santo Sacrificio de la Misa.