El Santo
Muerte
En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial. Imposible expresar el sufrimiento que San Pío X experimentó ante el pensamiento de la espantosa matanza en los campos de batalla. El 2 de agosto de 1914 compuso una ardiente oración por la paz que envió a todos los católicos del mundo. Una bronquitis había debilitado su robusta salud, pero fue sobre todo la visión de aquella guerra horrible, cada día más cruenta, la que lo fue abatiendo. El augusto enfermo pasaba los días y las noches en oración, pidiendo la paz. No obstante su estado de salud se fue empeorando día a día.
El 19 de agosto de 1914 se le administraron los últimos sacramentos, que recibió con mucha piedad. Ya había perdido el uso de la palabra, pero guardaba su lucidez. A la 1:15 de la mañana (o sea, de la noche del 19 al 20) aquel santo Papa entregó su alma a Dios.
Los despojos mortales de San Pío X, revestido con ornamentos pontificios, fueron trasladados a la Basílica de San Pedro y expuestos en la capilla del Santísimo Sacramento. La ceremonia de sus exequias tuvo lugar el 23 de agosto de 1914.
San Pío X empieza su testamento con una invocación a la Santísima Trinidad, seguida por un acto de confianza en la divina misericordia, y añade: "Nací pobre, he vivido pobre y quiero morir pobre". Pidió que sus funerales fueran también lo más sencillos que permitieran las reglas litúrgicas. Prohibió que su cuerpo fuera embalsamado y quiso ser enterrado en las grutas de la Basílica Vaticana.
Proceso de canonización
El primer proceso para su canonización tuvo lugar el 14 de febrero de 1923 y duró hasta 1931. Doce años más tarde, el Papa Pío XII abrió el segundo proceso, y el 3 de junio de 1951 fue proclamado solemnemente Beato en la Basílica de San Pedro de Roma. Finalmente fue canonizado en 1954.