La familia y la vocación
“Si Dios os hiciese algún día el honor de pedir a uno de vuestros hijos para su servicio, sabed apreciar el valor y el privilegio de una gracia tan grande, para el hijo, para vosotros y para vuestra familia” (S. S. Pío XII)
“El don más grande que Dios puede hacer a una familia, es un hijo sacerdote” (San Juan Bosco)
Recordando la fiesta de la Presentación de la Virgen María en el Templo a la edad de tres años y medio, meditemos las siguientes verdades:
“Los hijos son de Dios antes que de los padres… Cualquier hijo puede decir lo que el mismo Jesús contestó a su Madre: ¿No sabías que debo ocuparme de los intereses de mi Padre que está en los cielos?”
“El anciano matrimonio de Santa Ana y San Joaquín tendrá que vivir solo en la casa de Nazaret, cada día más vacía y triste. Ambos cuentan, sin embargo, con algo que no disminuye: la santidad de dos corazones, la santidad de un matrimonio… Y gozan con esto de una gran paz que les permite decir uno al otro: Sufro… pero he cumplido mi deber de amor hacia Dios. Una conciencia recta procura una muerte serena, y las oraciones de los santos alcanzan esta muerte”.
Decidles a vuestro padre y a vuestra madre:
“Cualquiera que deje casa, o padre, o madre, o mujer, o hijos… por mi nombre, recibirá el ciento por uno y poseerá la vida eterna” (Mateo 19, 29).
Necesitamos urgentemente, para defender a la Iglesia y a la Patria, unos Juan Bosco, unos Francisco Javier, unos Vicente de Paúl…, como también unas Juana de Arco, unas Teresita del Niño Jesús, etc… ¡No lo dudéis!
Padre Luis María Barrielle
Director espiritual de Ecône