¿Mons. Lefebvre fue excomulgado?
Ninguna autoridad puede forzar un bispo a comprometer su enseñanza de la fe católica y ninguna ley puede forzarlo a cooperar con la destrucción de la Iglesia.
Los hechos
19 abr. 1987 | Mons. Lefebvre, que siente que sus días se terminan, viendo que no habría otro medio de asegurar las ordenaciones de sacerdotes verdaderamente católicos, decide consagrar obispos y anuncia que lo va a hacer aun sin el permiso del Papa |
17 jun. 1988 | El Card. Gantin, Prefecto de la Congregación para los Obispos, advierte oficialmente a Mons. Lefebvre que, en virtud del canon 1382, él y los obispos consagrados por él serían excomulgados latae sententiae puesto que procederían sin mandato pontificio contra las leyes de sagrada disciplina. |
30 jun. 1988 | Mons. Lefebvre, junto con Mons. de Castro Mayer, consagra cuatro obispos. |
1 jul. 1988 | El Card. Gantin declara la excomunión con que antes había solamente amenazado, según el canon 1382. Además, llama las consagraciones un acto cismático y declara la excomunión correspondiente (cf. canon 1364, §1), y al mismo tiempo amenaza de excomunión por cisma a cualquiera que apoye las consagraciones. |
2 jul. 1988 | En su documento Ecclesia Dei Afflicta, el Papa Juan Pablo II repite la acusación de cisma y las amenazas de excomunión generalizada hechas por el Card. Gantin. |
¿Hubo excomunión verdaderamente?
La excomunión amenazada y lanzada por abusos de poderes episcopales (canon 1382) no fue incurrida porque:
- una persona que viola una ley por necesidad 1 no está sujeto a una pena (canon 1323 4º). Incluso si no hubiese un estado de necesidad, si bien lo hay en este caso, si uno sin culpa propia juzgara que hay uno, no incurriría en la pena (canon 1323 7º), y si lo juzgara de modo culpable, todavía no incurriría en penas automáticamente 2 (canon 1324 §3-§1 8º).
- no se incurre en ninguna pena sin cometer un pecado mortal subjetivamente imputable (canon 1321 §1, canon 1323, 7º). Pero Mons. Lefebvre manifestó claramente que se sentía obligado en conciencia a hacer lo que hizo para continuar el sacerdocio católico, y que así, obedecía a Dios al hacer las consagraciones. 3
- Más importante es saber que cualquier ley establecida por una autoridad humana está al servicio de la ley natural y eterna, y, por lo tanto, la ley eclesiástica al servicio de la ley divina (cf. Principio 8). Ninguna ‘autoridad’ (cf. Principio 9) puede forzar a un obispo a comprometer su enseñanza de la fe católica o la administración de los sacramentos católicos; ninguna ‘ley’ (cf. Principio 9) puede forzarlo a cooperar en la destrucción de la Iglesia. Puesto que Roma no daba ninguna garantía de preservar la Tradición católica, Mons. Lefebvre debía hacer lo que hizo con sus poderes episcopales recibidos de Dios para garantizar su preservación.
- La Iglesia, al aprobar la FSSPX, le otorgó lo que necesita para su preservación. Y esto incluye en primer lugar, así como para toda la Iglesia, el servicio de obispos que por cierto van a mantener la tradición católica.
Extracto del Breviario de preguntas más frecuentes sobre la FSSPX, texto elaborado por los padres del Seminario de la Santa Cruz (Goulburn, Australia).
- 1”El estado de necesidad, así como lo explican los juristas, es un estado en el cual los bienes necesarios para la vida natural o sobrenatural son amenazados de tal modo que uno está moralmente forzado a romper la ley para salvarlos” (cf. “Is Tradition excommunicated?” pp.1-39.
- 2la excomunión por consagraciones ilícitas (c.1382) o por cisma (c.1364) son automáticas, latae sententiae.
- 3sermón del 30-6-88; Arch. Lefebvre and the Vatican p.136