Ordenaciones sacerdotales en Zaitzkofen - 2016

Fuente: Distrito de México

El pasado 2 de julio, en el seminario del Sagrado Corazón de Jesús, ubicado en Zaitzkofen, Alemania, Mons. Bernard Fellay, Superior General de la FSSPX, confirió el orden sacerdotal a tres nuevos sacerdotes (dos alemanes y un español).

La ordenación sacerdotal

La ceremonia de la ordenación sacerdotal es parecida, a grandes rasgos, a la de las otras Órdenes sagradas, aunque es más conmovedora y solemne:                                                                                           

  • Primera admonición: el prelado describe la función del sacerdote e invita a los ordenandos a practicar las virtudes necesarias para su nuevo estado.
  • Imposición de las manos: el obispo impone sus manos sobre la cabeza de cada ordenando, cosa que constituye la materia del Orden. Todos los sacerdotes que asisten a la ceremonia repiten, después del obispo, el mismo gesto.
  • Prefacio consagratorio: encierra las palabras esenciales de la forma del sacramento: «Da, te rogamos, Padre omni­potente, a estos siervos tuyos la dignidad del Presbiterado; renueva en sus entrañas el Espíritu de santidad para que alcancen recibido de Ti, oh Dios, el cargo del segundo mérito y enseñen con el ejemplo de su conducta la reforma de las costumbres».
  • Imposición de los ornamentos sagrados: imposición de la estola y la casulla.
  • Consagración de las manos: ungiéndolas en forma de cruz con el Óleo de catecúmenos.
  • Entrega de los instrumentos: cada ordenado toca un cáliz que contiene vino y agua, recubierto con la patena que contiene una hostia no consagrada. El obispo declara entonces a los nuevos sacerdotes que en adelante tienen el poder de celebrar la santa misa por los vivos y difuntos.
  • Parte sacrificial de la misa: los nuevos sacerdotes ofrecen el sacrificio junto con el obispo. Tan sólo el pontífice hace las ceremonias y pronuncia todas las palabras en voz suficientemente audible para que los sacerdotes que concelebran con él lo puedan escuchar.
  • Poder de confesar: después de la comunión, el obispo entrega a los nuevos sacerdotes el poder de confesar, usando las propias palabras del Salvador.
  • Bendición consagratoria: confirma a los jóvenes sacerdotes en la altísima dignidad de sus funciones.

Al final de la misa, los nuevos sacerdotes conceden sus primeras bendiciones y, el día siguiente, rezan su primera misa.