Padre José Sarto

El 18 de septiembre de 1858 fue ordenado sacerdote en la catedral de Castelfranco y, al día siguiente, asistido por el párroco de Riese, pudo cantar con gran devoción su primera Misa en el mismo lugar en que había sido bautizado. Poco después fue nombrado vicario en Tombolo.

Párroco de Salzano

Nueve años más tarde, en mayo de 1867, contando con 32 años, fue nombrado párroco de Salzano, donde se quedó durante otros nueve años. Ahora sus ingresos eran un poquito mayores, y les servían para ayudar a pobres y enfermos. Rápidamente se ganó al corazón de sus feligreses con su palabra, con su conducta y con el ejemplo de una vida santa.

Canónigo en Treviso

Treviso queda a 30 km de Venecia. En 1875 el obispo de Treviso pensó en el arcipreste Sarto, cuyas eminentes cualidades de espíritu y corazón tanto apreciaba, para ponerlo de canónigo en la catedral de aquella ciudad. En vano le pidió al obispo que lo dispensase de tal cargo. Además de sus funciones, había de ocuparse de ser el director espiritual del seminario, que contaba entonces con 130 alumnos.

En Treviso, Mons. Sarto también distribuía en limosnas una buena parte de sus ingresos. No quería que nadie lo supiera, pero por mucho que hacía las cosas en secreto, pronto se supo que acudía en ayuda de los seminaristas pobres: a unos les pagaba la sotana, a otros el sombrero, a muchos de ellos los libros… Con todo, por muy caritativo que fuera con los demás, consigo mismo era muy severo.

Tras la muerte de Mons. Zinelli, ocurrida el 24 de noviembre de 1879, se tuvo que encargar del gobierno de la diócesis durante cerca de un año. Aquel lapso de tiempo tan breve le bastó para hacer muchas cosas: predicaba más aún de lo acostumbrado, corregía las malas costumbres, introducía las reformas que las constituciones Apostólicas permitían a los vicarios capitulares. Su mayor preocupación fue que el pueblo fiel fuera instruido en la religión, y los niños catequizados y preparados para su primera Comunión.